Sociología en Star Trek II. Los Seguidores


I’m not a guru and I don´t want to be.

It frightens me when I learn of 10,000 people treating a Star Trek script as if it were Scripture
Gene Roddenberry



Se recomienda la lectura previa del artículo anterior: Sociología en Star Trek. Ideología y bases culturales, aunque este artículo es autocontenido, se manejan conceptos analizados en el precedente.


En el artículo anterior, “Sociología en Star Trek. Ideología y bases culturales”, tratábamos el sustrato cultural que había por debajo del fantástico mundo de Star Trek, en un análisis quizás más antropológico que sociológico y, en esta entrada, voy a intentar realizar – dentro de mi modesto conocimiento – un pequeño análisis de la multitud de seguidores o fans que tienen la saga y de las organizaciones que sustentan.

A los seguidores de Star Trek se les suele llamar trekkies, el origen del nombre viene de los primeros tiempos de la serie. Al parecer, en 1967, el editor de ciencia ficción Arthur W. Saha aplicó por primera vez este término cuando vio a un pequeño grupo de fans que llevaban orejas puntiagudas como las del Sr. Spock durante una convención de este tipo de literatura, fueron éstos los pioneros de un movimiento que ha adquirido proporciones mundiales. También se usa en Estados Unidos el nombre de trekkers, dado que trekkies ha adquirido con el tiempo un cierto sentido peyorativo[i].

Mi mujer suele decir de mi que soy un trekkie, pero no es así, no puedo aspirar a ese honor, a mi me gusta mucho Star Trek pero yo no me disfrazo, ni acudo a conferencias, ni voy a reuniones o convenciones que son las actividades con las que se relacionan normalmente este tipo de seguidores. No es que me parezca mal, mas al contrario,  me alegro por ellos pues  parece que se lo pasan en grande, pero no se ha dado esta circunstancia, yo no me siento trekkie.

De tal forma que habría muchos grados en esto de ser fan de Star Trek. Los hay que como yo disfrutan como niños de las series, los hay que se disfrazan, acuden a congresos y convenciones, compran toda serie de recuerdos y colecciones, los que saludan al estilo vulcaniano y los hay que piensan, por que así lo afirman, que el futuro de Star Trek se cumplirá, que a la especie humana le espera un futuro de igualdad y justicia, de expansión por el Universo en compañía de otras especies alienígenas que compartirían dichos ideales. A mí, que tengo que reconocer que soy bastante cartesiano,  esto último me parece muy poco probable[ii].

Y estos seguidores se agrupan en cientos de organizaciones por todo el mundo, con más de 100.000 afiliados. La organización más numerosa, Starfleet International, contaba en enero de 2011 con 4.145 miembros en 228 capítulos distribuidos por todo el orbe. Los miembros de este club de fans tienen los mismos grados que la Flota Estelar y el presidente de la asociación tiene el título de almirante y de comandante en jefe de la flota. La verdad es que parece divertido.

En Europa el fenómeno es muy importante en el Reino Unido, Alemania y, en menor grado, en Italia. Países en los que proliferan los clubes y las convenciones. En España, a pesar de que la saga no ha sido muy bien tratada por las televisiones[iii], también hay clubes, congresos, fines de semana Trek y páginas web muy interesantes.

Para mí las dos características más curiosas de estos clubes son, por una parte, que – sobre todo en Estados Unidos –son interclasistas, interraciales y con una participación muy paritaria de hombres y mujeres. En este sentido si que anticipan la sociedad predicha por el canon de Roddenberry. Les faltan los extraterrestres porque aunque se disfracen de Klingons debajo hay un terrícola.

La otra característica que me impresiona es el poder económico de estos fans, que no sólo compran merchandising sino que no se resignan a estar sin series cuando la Paramount deja de producirlas – como pasa ahora mismo – y producen sus propias series, con unos efectos especiales que no tienen casi que envidiar a los profesionales, son los fanfilms. Hay que decir que se ha aliado con estos fans la tecnología y, sobre todo, un medio: Internet. De hecho, es tanto el éxito de alguno de estos fanfilms que la propia Paramount ha tenido que llegar a un acuerdo con el más famoso de éstos, de forma que le cede los derechos pero sólo para Internet. En la bibliografía pongo un enlace a un artículo muy interesante al respecto.

Decíamos unos párrafos más arriba que la ideología que se sustenta en el canon de Roddenberry, y que analizamos en el artículo anterior, es seguida por un número importante de fans como una creencia. Esta tendencia a identificarse con el futuro que representa Star Trek, hasta el punto de creer que se materializará, ha llevado a varios autores a ver una cierta tendencia religiosa en este tipo de trekkies.

En concreto, el estudio más serio al respecto, es el de Michael Jindra en su “Sociology of Religion”. Para Jindra ciertos grupos de fans presentan signos y características de un movimiento religioso. Tienen un origen mítico – ya hablamos de ello en artículo anterior – un conjunto de creencias, al menos una cierta forma de organización y alguno de los más activos y creativos miembros o adeptos que se pueda encontrar.

Algo tuvo que observar Roddenberry cuando declaró que él no era ningún gurú o, todavía más claro, que le atemorizaba la idea de que 10.000 personas consideraran a los guiones de Star Trek como Santas Escrituras[iv].

Jindra afirma que existen ciertas similitudes con los movimientos casirreligiosos. Con organizaciones que cabalgan entre lo sagrado y lo profano, entre la religión y la no religión.

Para entender lo que quiere decir Jindra hay que hablar de lo que significa en sociología una casirreligión. El término ha sido utilizado muchas veces por distintos autores desde que lo inventara uno de los padres de la sociología: Emilio Durkheim[v]. Pero, en su sentido más moderno, se asocia a grandes movimientos sociales que, al mismo tiempo que niegan lo sobrenatural y se plantean como estrictamente seculares, aparecen como sustitutos de las religiones oficiales como el cristianismo y el Islam. Esta definición se debe al teólogo alemán Paul Tillich, que también las denominó nuevas religiones o religiones seculares.

Estas casirreligiones no tienen organizaciones estables al estilo de la Iglesia, ni dogmas, ni aparato disciplinario. Tienen tendencia a orientarse hacia la terapia personal, hacia el alivio de problemas identitarios y de adaptación. En opinión de Jindra, este elemento terapéutico está menos presente entre los fans de la saga, pero está ahí. Star Trek ofrece cierto consuelo religioso, los discursos de George Takey en las convenciones – el oficial Sulu de la serie original –van por esta línea.

Jindra, sin  embargo, también ve diferencias significativas con las casirreligiones. Están más organizados que muchos grupos casirreligiosos, no tienen aparato disciplinario pero tienen dogmas, un sistema de reclutamiento “ligero” y un canon.

Donde Jindra encuentra los puntos de conexión más fuertes con las creencias estartrequianas es con la religión civil. El concepto de religión civil fue desarrollado por el sociólogo norteamericano Robert Bellah y hace referencia a una generalización de las creencias religiosas necesaria para reforzar la integración dentro de una sociedad. En concreto sus definiciones están relacionadas con la sociedad norteamericana pero son extrapolables a otras sociedades occidentales. Estas creencias actúan como un contrapeso para equilibrar o suavizar las tendencias que fomentan la división social. Las creencias generalizadas que forman parte del canon de Star Trek son la fe en la ciencia, la humanidad y un futuro feliz. La mayor parte de las historias de ciencia ficción repiten los mismos esquemas – a excepción de la ciencia ficción apocalíptica – y funcionan como una nueva religión civil que legitima actitudes antropocéntricas y proporcionan compensaciones ante un mundo físico estéril y decepcionante.

Otra cuestión controvertida muy relacionada con la anterior es si los fans de Star Trek sufren de una cierta estigmatización social. Los movimientos religiosos tienen a menudo un sentimiento de persecución o, al menos, de que son despreciados hasta cierto punto por las personas ajenas al grupo. En el caso de Star Trek parece que este fenómeno si que se da con cierta frecuencia. En España mucha gente considera a este tipo de seguidores como friquis, como inadaptados pero en Estados Unidos parece que la reacción es de mayor rechazo, también es cierto que el fenómeno en este país tiene mucha mayor presencia.

Curiosamente este rechazo social ha provocado una división entre los fans, muchos de los cuales desean distanciarse del segmento de fans que llevan sus actividades más lejos – por decirlo de algún modo – más radical. Según una encuesta citada por Jindra, realizada de una manera no demasiado científica durante una convención, el 80% de los fans afirmaba que algunos seguidores eran demasiado activos y devotos, este segmento pensaba que esta gente confundía la ficción con la realidad.

La razón que encuentra Jindra para este fenómeno es que Star Trek habita en el área límite entre el simple entretenimiento y el tomarse las cosas en serio, los que no son fans captan esta seriedad de Star Trek cuando ven desde fuera las convenciones y demás actividades y reaccionan en contra porque creen que deberían limitarse a actividades de puro entretenimiento. Esta reacción es mucho más fuerte en una sociedad como la norteamericana en la que la religión es tan importante. Tú puedes ser de cualquier tipo de religión pero has de ser de alguna homologada y, desde luego, no puedes ser ateo, así que cualquier canon que afirme la fe en la ciencia y en la humanidad esta menoscabando, en opinión de esta gente, el poder de la Providencia.

En cambio en España es distinto, o puedes ser católico – la religión verdadera -, o puedes ser ateo que, al fin y al cabo es la negación de la religión verdadera, pero esta muy mal visto ser adventista del séptimo día. Por eso, además de la razón antes expuesta de falta de presencia social del fenómeno, los trekkies no son estigmatizados más allá de un “son unos raros” o “son friquis”.

Para mí Star Trek no ha representado la sustitución de un sentimiento religioso o la liberación frente a un mundo real que no me gusta. Mas allá de lo que ya he contado en mi artículo anterior sobre lo que significó para mí durante mi infancia, la saga ha sido un magnífico entretenimiento que compartí, sobre todo, con mi hijo mayor. Durante un año o año y medio, nos vimos por las tardes todos los episodios de todas las series de la saga. Eso se lo debo, cualquier cosa que me una más a mis hijos no puede ser mala.


Juan Carlos Barajas Martínez

Lista de fans famosos

Actores: Whoopi Goldberg, Angelina Joli, Kelsey Grammer (Frasier), Tom Hanks, Eddie Murphy, Tim Allen, Mira Sorvino, Ben Stiller, Robin Williams, Mel Brooks
Músicos: Frank Sinatra, Mike Olfield
Políticos: Barack Obama, Al Gore, Colin Powell, Ronald Reagan, Dr. Martin Luther King Jr.
Científicos: Dr. Stephen Hawkin, físico teórico; Dr. Leonard Hofstadter, físico experimental; Dr. Sheldon Cooper, físico teórico; Dr. Rajesh Koothrappali, astrofísico; Howard Wolowitz, ingeniero del MIT
Otros: Isaac Asimov, Bill Gates, Dalai Lama, Abdullah II de Jordania

Bibliografía:

Lo sagrado. Del mundo arcaico a la modernidad
José A. Prades
Editorial Península
Barcelona 1998

Star Trek Fandom as a Religious Phenomenon
Michael Jindra
Sociology of Religion, Vol. 55, No. 1, Religious Experience (Spring, 1994), pp. 27-51 Published by: Association for the Sociology of Religion, Inc.

La saga Star Trek y el fenómeno de los fan-films
Mabel Villagra Romero

Direcciones web interesantes en castellano:



http://www.zonatrek.es/index.php


Notas:

[i] Al parecer, según he creído entender en los foros, el término trekkie ha llegado a ser en Estados Unidos equivalente a friqui irrecuperable mientras que un trekker sería un fan racional o razonable.
[ii] Toda la ciencia ficción y, en esto Star Trek no es una excepción, pinta a los extraterrestres con cuerpos y psicologías antropomórficas. Es lógico se ahorra en maquillaje, vestuario y actores – los actores en el mercado de trabajo galáctico están por las nubes debido a la oferta y la demanda -, en cuanto a la psicología, se atribuyen a las distintas especies características distintivas de los seres humanos, lo que hemos venido haciendo desde tiempo inmemorial con nuestros propios dioses. De tal forma que los klingons son valientes, fuertes y ponen el honor por encima de todo como caballeros medievales un tanto macarras; los ferengi son capitalistas, comerciantes sin escrúpulos; los vulcanianos sabios, lógicos y con una religión que sólo ellos entienden. Y, ya desde un punto de vista personal, diré que yo preferiría ahorrarme el gusto del primer encuentro en la tercera fase, ¿quien nos asegura que serán como los vulcanianos?,  pacíficos e iguales a nosotros con cejas y orejas puntiagudas, a lo mejor son como amebas gigantes con mala leche.
[iii] En efecto has sido maltratadas, en las autonómicas fue posible ver cuatro temporadas de la “Nueva Generación”, pero desordenadas. “Espacio profundo 9” se pudo ver, también desordenada, en antena 3 durante un par de temporadas, luego se ha puesto en uno de los canales de la TDT, no recuerdo en cual. “Voyager”, que yo sepa, no se ha llegado a emitir, todas las temporadas están dobladas a español neutro. “Enterprise” se ha emitido completa creo en el canal calle 13 y SciFi. En definitiva, se han pasado incompletas, en desorden y años después de que terminaran.
[iv] Más cosas curiosas relacionadas con esto. En un episodio de “Futurama” – serie de dibujos animados de los mismo autores que “Los Simpsons” se bromeaba con la existencia el año 3000 de una “Iglesia de Trek”, pero parece ser – según la Wikipedia en inglés - que se ha llegado a bautizar a un bebé en un “Templo de Trek” y que se han organizado peregrinaciones a una ciudad llamada Vulcan en Alberta. No sé si los hechos son ciertos, Wikipedia dixit.
[v] Emilio Durkheim está considerado como uno de los padres de la sociología. Recomiendo la lectura de “Las formas elementales de la vida religiosa”. Max Weber fue un gran sociólogo, muy prolífico en ideas y de una influencia portentosa en toda la sociología posterior, en cambio sus libros son difíciles de leer, sin embargo, el estilo de Durkheim, con una influencia en la sociología parecida aunque he de admitir que me siento mucho menos próximo a él, es de una sencillez y claridad meridiana y creo sinceramente que se puede leer por todo el mundo. Para ampliar os dejo esta url:
http://es.wikipedia.org/wiki/%C3%89mile_Durkheim



Espectacular y bellísima presentación de Star Trek Voyager


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Sociología en Star Trek: Ideología y bases culturales




Space the final frontier. These are the voyages of the starship Enterprise. Its continuing mission…. To explore strange new worlds… to seek out new lifes and new civilizations… to bodly go where no man has gone before.



Mi amigo John, que es canadiense de madre española, me dice siempre lo mismo, “no había peor momento para mí que cuando veníamos a España en los ’60 a ver a la familia de mi madre. Era como ir para atrás un siglo”. Yo entiendo a John, para mí ir al pueblo de mi madre era exactamente lo mismo aderezado de estrujamientos y besos de parientes desconocidos y preguntas  del tipo “¿y tú de quién eres?”.

Y es que la España del tardofranquismo era más bien aburrida y ñoña, de UHF y la primera cadena, de Marisol y Pili y Mili, de Eurovisión como un problema nacional y de la demostración sindical del 1º de mayo en la que los sindicatos verticales hacían pública exposición de proezas gimnásticas de sus afiliados y de bailes de coros y danzas multitudinarios en el Santiago Bernabeu. En una especie de demostración al estilo de Corea del Norte pero en plan “España cañí”.

Sin embargo, una vez por semana la cosa cambiaba. Una vez por semana mi hermano y yo viajábamos a las estrellas desde la pantalla en blanco y negro de nuestro televisor Telefunken. Comenzaba una sintonía futurista y una voz en off con acento latino hablaba de los viajes de la nave estelar Enterprise. Y mi hermano y yo, sentados con la boca abierta en el comedor del hostal de nuestro padre, entrábamos por aquella puerta al maravilloso mundo del inquieto capitán James Tiberius Kirk, el lógico señor Spock y el apasionado doctor Mc Coy (1).



En 1966, para nosotros en España con dos años de retraso, el sueño de un hombre llamado Gene Roddenberry(2) abrió las puertas del Universo a toda una generación. Con su maravillosa utopía a cuestas, un futuro pacífico o casi, en el que el ser humano superaría todas sus diferencias y se enfrentaría a los misterios desconocidos del espacio, uniéndose a otras sociedades extraterrestres para formar una Federación Unida de Planetas y su brazo armado la Flota Estelar, en defensa de la democracia y la justicia, en la búsqueda de nuevos mundos y de nuevas civilizaciones.

La serie estuvo en antena hasta 1969, sólo tres años, y sin embargo se convirtió en un fenómeno mundial, que no sólo divertía sino que hacía pensar y que pasaba de contrabando temas que si no hubieran estado ambientados en el siglo XXIII no hubieran atravesado el tamiz de la censura.

Star Trek tenía un canon, un conjunto de normas, una especie de manual de estilo idea de Roddenberry. En el canon se dejaba muy claro que no había diferencias entre las personas, sin distinción de credos, razas – por supuesto en este caso también especies - o género, que la democracia era la forma de gobierno del futuro. Se promovía la tolerancia, la diplomacia y la negociación – la multilateralidad diríamos hoy - y, sólo sí el alienígena era muy bestia como los “Klingons”, se podía recurrir a la violencia legítima. Se ponía al progreso científico y a la tecnología como motor de todos los avances sociales sin el más mínimo resquicio por el que se colara la intervención divina. Todo esto era mucho para la España de entonces y sólo era admitido porque se trataba de una nave espacial en un futuro muy lejano. Pero era mucho, en algunas ocasiones, incluso para la sociedad norteamericana del momento.

La serie se mantuvo en antena durante tres años, pero creó un grupo de seguidores que la convirtió en una serie de culto. Se repetía y se volvía a repetir en las cadenas norteamericanas hasta que en un primer el paso saltó al cine y luego, veinte años después volvió a la televisión bajo un nuevo formato: “La Nueva Generación”. Y después, más películas y más series, “Espacio profundo 9”, “Vogayer” y “Enterprise”. En total, cuatro series de televisión con un total de 28 temporadas en antena, una serie de dibujos animados y 11 películas. Actualmente se está rodando la duodécima.

A mi las películas de Star Trek en general no me gustan demasiado, las veo y me entretienen pero son corales en exceso. La serie tiene una galería de personajes, demasiados para una película, así que se les intenta dar protagonismo a todos pero no es materialmente posible con lo que el argumento queda descafeinado, disperso y los personajes difuminados, sin carácter dramático. En cambio, las series son extraordinarias, no todos los episodios es verdad, pero algunos de ellos – sobre todo de “La Nueva Generación que marca la cumbre del universo Star Trek – están entre las obras maestras de la ciencia ficción.

Pero vamos a hacer un análisis de las bases sociales de este fantástico conglomerado cultural norteamericano y, por difusión o por colonialismo cultural, mundial. El antropólogo norteamericano Conrad Philip Kottak en sus libros “Prime-Time Society: An Antropological Analisys of Television and Culture” y “Antropología: Una Exploración de la Diversidad Humanaha analizado el fenómeno de Star Trek como una transformación del mito norteamericano de los orígenes. El mismo mito que aparece en la imagen de la fiesta distintiva norteamericana del día de Acción de Gracias, fiesta que une a todos los norteaméricanos, blancos o negros, cristianos, judíos o musulmanes. Ésta última sitúa el mito en el pasado y Star Trek lo sitúa en el futuro.

Este mito al que hace referencia Kottak es el de la sociedad asimiladora, aglutinadora, crisol de culturas y razas; y, ¿qué es si no la sociedad norteamericana?, una sociedad que se funda sobre la unidad en la diversidad. Anglosajones, irlandeses, alemanes, italianos, polacos, afromericanos e hispanos, entre otros. Pero, yo iré más lejos que Kottak, ¿qué es si no el mundo actual?, un crisol. La globalización – que tiene muchas cosas negativas – ha acercado las culturas unas a otras, aunque no siempre por el mejor camino. No es extraño que un producto como la saga Star Trek  sea un éxito mundial.

Incluso el nombre de la nave estelar, Enterprise, es simbólico. En primer lugar porque han sido ocho los buques de la armada de los Estados Unidos que han llevado el nombre  y, en segundo término, porque esta palabra en inglés – y también en castellano - tiene un sentido de empuje, de iniciativa y no olvidemos el concepto de libre empresa (“free enterprise”), básico en la ideología norteamericana.

Ya la tripulación de la serie original era un crisol, perfectamente elegidos entre etnias y credos, fue la primera serie de televisión – hoy en día lo hacen todas - que buscó ese tipo de equilibrios. Al parecer el capitán James Tiberius Kirk estaba basado en el capitán británico James Cook que buscaba también nuevas tierras y civilizaciones. El segundo nombre del capitán, Tiberio, recuerda un nombre común de los emperadores romanos, pequeño homenaje al mayor imperio occidental de la antigüedad y del que los Estados Unidos siempre se han sentido un poco tributarios, con lo que no deja de ser curioso que sean sus vecinos del sur los que se autocalifiquen de latinos. Kirk era el representante de los anglosajones dominantes. McCoy y Scotty, irlandés y escocés, representaban segundas oleadas de emigración. Sulu era el representante de los asiáticos norteamericanos asimilados con éxito. Uhura, de raza negra, era un personaje que pertenecía a dos colectivos muy  discriminados todavía en los ‘60, las mujeres y los afroamericanos.

En la tripulación también está representada la idea de lo irresistible de la cultura norteamericana y de sus instituciones, que sobrepasan los límites del mundo occidental y “conquistan” al gran enemigo de entonces, la Rusia soviética. El oficial Chekhov es el representante de esa nación que al final caería seducida y atrapada por la expansiva cultura norteamericana. En esto Star Trek se adelantó veinte años a la caída del Muro de Berlín. Y esta cultura triunfante, ya como representante de una cultura planetaria unificada, seduce también al señor Spock que, a pesar de su lógica y de sus críticas ligeras a la sociedad humana, sucumbe a su encanto y se alista en la Flota Estelar.

Aprendemos de esta manera que los valores asimiladores, con el tiempo, no sólo gobernarán la Tierra, sino que se extenderán a otros mundos y que la Federación Unida de Planetas será hija legítima de la gran federación americana actual. Y en el paroxismo de esta identificación todas las naves de la Flota Estelar llevan el prefijo "USS" que es el mismo que usa la armada de los Estados UNidos para identificar todos sus buques.

En La Nueva Generación”, la segunda serie de la saga, la tripulación se adapta a los cambios sociales habidos en la sociedad norteamericana en los veinte años transcurridos desde que la serie original terminó su emisión. Tenía que representar a una sociedad más profesionalizada, más especializada, con sectores de población más integrados y esto se reflejó en la mayor especificidad y diversidad de los papeles.

El capitán del navío estelar es francés, Jean Luc Picard, apellido de resonancias científicas y exploratorias(3). No es casualidad la nacionalidad del comandante de la nave, es un reflejo de esa relación especial a medio camino entre el amor y el odio que siempre ha habido entre Francia y los Estados Unidos. Una mezcla de admiración mutua sazonada de cierto desdén compartido pero que a la hora de la verdad hace que Francia sea la única nación de Europa que los norteamericanos respetan realmente. Por esta misma razón es París la capital política de la Federación(4).

Jean Luc Picard, es un personaje culto, refinado, arqueólogo aficionado y lector compulsivo. Que proviene – como no siendo francés – de una familia de viticultores. Pero solo es francés en los detalles, en lo esencial está domesticado culturalmente y habla, en la versión original, con un inglés británico shakespeariano (5).

Como personaje Picard es mucho más sensato que su antecesor (6), la figura del hombre romántico de acción la hereda el primer oficial Riker que es el norteamericano mujeriego, jugador, un poco golfo pero oficial y caballero al fin y a la postre.

El personaje de Spock se divide también en dos. Por un lado su mestizaje humano-alienígena lo hereda el oficial Worf, humano de adopción, klingon de nacimiento. Aunque en vez de lógica Worf  manifiesta una tendencia prácticamente descontrolada hacia la pasión, el valor, la fuerza y el honor, valores todos ellos de la cultura Klingon, a medio camino entre el caballero medieval y el “hooligan(7).

El lado lógico de Spock lo recoge el personaje más entrañable de la serie, el teniente Data, un androide – único en su especie – que es una figura cuyo origen hay que encontrarlo más en Asimov que en Roddenberry. Son de Asimov su mente positrónica y su eterna aspiración a ser humano que tan magistralmente describiera este autor en su “Hombre Bicentenario”.

En esta puesta al día de la tripulación, La Nueva Generación”, presenta personajes principales de raza negra, femeninos y con minusvalías físicas. La parte sanitaria de la nave está en manos de mujeres, la consejero Deanna Troi – una especie de psicóloga empática por llamarlo de algún modo – y la Doctora Crusher – jefa médica de la nave -.

Se propone, en un puesto vital para la nave, a una persona con una minusvalía. El teniente La Forge, aunque ciego, ve cosas que el resto de la gente no puede ver, gracias a su visor especial. Su visión mecánica expresa la característica fe norteamericana en la tecnología.

En La Nueva Generación”, incluso los niños y jóvenes tienen su representante, un sector de la población que actualmente tiene una influencia económica notable a través de sus padres, situación que hace cuarenta años no se daba o, al menos, se daba en mucho menor grado. Este representante es el Alferez Crusher, hijo de la doctora, y que nadie se explica – con lo exigente que es la Flota Estelar para lo suyo – que siendo un niño ande como Pedro por su casa en el puente de mando del buque insignia de la Flota.

En las series posteriores sigue apreciándose esta adaptación de las tripulaciones a los cambios sociales, las personas de raza negra y las mujeres siguen ganando posiciones. En “Espacio Profundo 9” (1993-1999), una historia de una estación espacial en los límites de la Federación, el comandante es de raza negra algo que ya es normal en el ejército norteamericano. Y en “Voyager” (1995-2001), la historia de una nave perdida en la inmensidad del Universo y de su odisea hasta el regreso a la Tierra, es comandada por una mujer, la capitana Janeway - que además es ascendida a almirante en la película “Star Trek 10  Némesis”- y que tiene la ayuda de un primer oficial de origen indio americano.

La gran asignatura pendiente en Star Trek es un personaje principal del origen hispano. Una serie que se ha esforzado por aglutinar las culturas que componen los Estados Unidos se ha olvidado de la minoría más importante. Quizás como castigo a la competencia que la cultura hispana representa para la cultura dominante anglosajona. El resto de las minorías están asimiladas y no representan un peligro, la cultura hispana tiene pujanza y el idioma español está cada vez más presente luchando por su cooficialidad en varios estados. No se me ocurre otra explicación (8).

Tampoco recuerdo personajes italoamericanos de importancia, comprendo la queja constante de este colectivo acerca de que sólo se les asocia a la mafia y, si son honrados, a las pizzerías.

Pero no sólo se adaptó la tripulación a los cambios sociales, también los guiones. Con La Nueva Generaciónse abordan temas como la homosexualidad, el feminismo, la caza de brujas por motivos políticos, la supervivencia de la justicia y de las libertades – adelantándose también en esto veinte años a los problemas surgidos a partir del 11-S – cuando peligra la seguridad del Estado. Todo ello en algunos episodios que para mí son obras maestras de la ciencia ficción y de la televisión puestas al servicio de la educación del ciudadano en los valores políticos democráticos.

Durante la emisión de esta serie, fallece Gene Roddenberry. Y se va notando como el canon que él defendió, se va modificando poco a poco. Por un lado la Federación ya no es el organismo perfecto, se hace más humano, admite fallos, abandona a colonos – ciudadanos de la Federación – con el fin de estabilizar las fronteras con uno de los imperios rivales, como hacen nuestros gobiernos con nosotros en aras del pragmatismo político. Guarda en su seno, agencias de inteligencia – como la Sección 31 – que escapan al control de la Flota Estelar y que realizan operaciones encubiertas que no están en consonancia con los valores democráticos. La misma Flota Estelar pasa de ser una organización de exploración y seguridad equivalente, según los propios manuales de la serie a la Guardia Costera de los Estados Unidos, a ser un cuerpo militar más cercano a la marina de guerra.

Para mí el relato gana en realismo, pero por otro lado, a largo plazo, la pérdida de vigencia del canon hace que se pierda coherencia en algunos aspectos, ya que éste mantenía cierta unidad argumental entre episodios y entre series distintas. De hecho, la última serie “Enterprise”, que curiosamente cronológicamente sería la primera, a veces no parece una serie del universo Star Trek.

¿Pero cómo es posible que, preconizando valores casi exclusivamente norteamericanos, la serie hay tenido ese éxito mundial?. La respuesta, al menos parcialmente, está en el fenómeno de la americanización.

En su nivel más general la americanización es un término que describe la influencia de Estados Unidos, sus normas, sus valores, estructuras e instituciones en el resto del mundo.

El poder de difusión cultural de los medios de comunicación modernos ha dado a los Estados Unidos una herramienta extraordinaria para la expansión de sus valores y creencias que no han dispuesto otros poderes globales que les han precedido en la historia. De forma que la mitad de la humanidad se queja de la invasión cultural y la otra mitad se deja seducir por sus iconos y a veces, ambas cosas a la vez. Así que muchos de nosotros consumimos Star Trek como nos ponemos pantalones vaqueros, nos sientan bien, nos gustan, olvidando de donde vienen.

De todas formas, independientemente de la ideología subyacente en el canon estartrequiano, el mensaje final es muy positivo, es optimista para con el ser humano, que sería capaz en el futuro de resolver todos los problemas actuales de desigualdad, afán de lucro – en la sociedad concebida por Roddenberry no existe el dinero -, hambre, ecología, discriminación, desunión y conflicto permanente. Permitiéndole afrontar con decisión los problemas que sin duda se encontrará el homo sapiens cuando explore el Universo. Y eso señoras y señores,  que no me lo acabo yo de creer, lo firmaba ahora mismo por triplicado aunque estuviera condenando a mis descendientes a seguir los patrones culturales norteamericanos durante varias generaciones.


Juan Carlos Barajas Martínez

Este artículo tiene su continuación en "Sociología en Star Trek II. Los seguidores" en el que se hace un análisis de los movimientos de fans de la saga.
  
Notas

  1. Otra serie que nos transportaba a un mundo de fantasía de extraterrestres, nazis irredentos deseosos de un cuarto Reich, maravillosas orquídeas inteligentes y venenosas era "Viaje al fondo del mar". Las aventuras del submarino nuclear "Seaview" y su comandante el almirante Nelson. Mi tributo también a esta serie en nombre de aquel niño que una vez fui. 
  2.  Biografía de Gene Roddenberry
  3.  El apellido Picard es prácticamente el mismo que el de los científicos y exploradores suizos Auguste y Jacques Piccard. Curiosamente Auguste Piccard sirvió también de modelo a Hergé para el personaje del profesor Tornasol de su obra maestra, el cómic Tintín.
  4. Y la sede del cuartel general de la Flota Estelar la puso Roddenberry en San Francisco.
  5.  De hecho el actor Patrick Stewart es un actor británico de teatro clásico inglés.
  6. Hay todo un debate entre los seguidores de Star Trek sobre este asunto. El capitán Kirk se apuntaba a un bombardeo, en cambio, Picard era mucho más reflexivo y dejaba a Riker el control de las misiones de campo. A mí me gusta más Picard.
  7. Es realmente curioso pero si analizamos la sociedad Klingon tal y como nos la describe la saga Star Trek sería prácticamente imposible su desarrollo tecnológico y su supervivencia como sociedad. En una sociedad tan guerrera, ¿quién sería científico?, ¿quién ingeniero?, ¿cómo se mantendrían sus instituciones si todo se arregla a mamporros?, imaginaos a Rajoy defendiendo su cargo a tortazos.
  8. Algunos seguidores de Star Trek me dirán que sí hay una hispana en “Voyager”, la teniente B’Eleanna Torres pero a mi no me lo parece, es más, mi hijo mayor y yo nos preguntábamos si “Torres” era la palabra castellana o era una casualidad. El personaje era mitad klingon mitad humana, y de su mitad humana no se traslucía la más mínima identidad cultural hispana, en contraste con Chakotay, indio americano, que estaba todo el día con pose de chamán.
Bibliografía

Antropología: Una exploración de la diversidad humana
Conrad Phillip Kottak
Editorial McGraw-Hill
Madrid 1999

Star Trek
La Nueva Generación
Guía de Episodios
Carlos L. García Aranda, Patricia Forde y otros
Alberto Santos Editor
Madrid 2000

Star Trek
The Next Generation
Writers' Technical Manual or "yes, but which button do I push to fire the phasers?"
Rick Sternbach y Mike Okuda
Fourth Season Edition
Paramount Pictures 1989-1990

Star Trek
Voyager
Writers' Technical Manual or "yes, but which button do I push to fire the phasers?"
Rick Sternbach y Mike Okuda
First Season Edition
Paramount Pictures 1994

Telemanía
Antoni Capilla y Jordi Solé
Salvat Editores
Barcelona 1999

Dedicatoria
A mi amigo John, montrealés, torontoniano, madrileño, roceño, mateño, ciudadano del mundo, el gringo más simpático que he conocido y probablemente conoceré.



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Leyes para escribir un buen informe




Este artículo forma parte de un "aprendiz de libro", qué llamé provisionalmente "¡También hay vida en el planeta Burocracia", que espera en el cajón de mi escritorio a que tenga tiempo y pueda completarlo y corregirlo, a ver si me puedo jubilar pronto.

En él describo treinta y cinco leyes de funcionamiento de las organizaciones burocráticas basadas en mi experiencia y observación durante 30 años de trabajo en este tipo de organizaciones. Están escritas con humor, utilizando un lenguaje prestado de las ciencias físicas y matemáticas, poniendo -para cada ley - un enunciado y una justificación que no demostración porque, al fin y a la postre,  ni es física ni son matemáticas.

Ley general de la longitud de un informe o ley del bostezo

Enunciado:

A mayor longitud de un informe medida en número de páginas menor es la probabilidad de que alguien lo lea

Justificación:

Es evidente que cuanto más largo es un informe más difícil es de leer. Me ha tocado leer informes tediosos, largos, de los que inducen al bostezo y supongo que alguno también habré hecho yo, quién esté libre de culpa que tire la primera piedra.

Y aquí nos encontramos con un problema porque hay informes cuyo asunto u objeto no es fácil de resumir, pero hay otros que si se resumen pierden mucha información. Por lo tanto, como en tantas otras cosas, la búsqueda de la longitud adecuada para un informe es una cuestión de equilibrio entre diversos factores como es el asunto, el destinatario al que va dirigido y el nivel técnico requerido entre otros.

Ahora bien si que hay técnicas que permiten hacer más fácil la lectura de un informe, por ejemplo, técnicas relacionadas con el formato del documento. Como un tipo de letra suficientemente grande, un buen tamaño es de 11 o 12 puntos. Que la fuente de caracteres sea inteligible – ni “monotipe cursiva”, ni “élfico”, ni “Klingon” están recomendados a tal fin -, y es buena costumbre separar los párrafos con un renglón vacío.

También es recomendable seguir  buenas prácticas en la redacción, una escritura concisa, sin abuso de adjetivos, adverbios, yendo al meollo. Poner una única idea en un párrafo es una gran técnica de redacción. He leído informes imposibles de entender porque se intentaba explicar varias ideas en una frase en un encomiable intento de ir al grano pero con resultados claramente ininteligibles.

Hay, cómo no, que tener en cuenta el idioma en el que escribes. Para aquellos como yo mismo que hemos nacido, nadado y buceado en un único idioma, pues no representa un problema si escribimos en nuestra lengua materna, pero para los bilingües o los que han estudiado en un colegio bilingüe o directamente extranjeros  si puede representarlo , necesitan entrenamiento. Más que sabido es que en español, repetir en un mismo párrafo la misma palabra queda fatal, el diccionario de sinónimos del Word es una herramienta muy útil para estos menesteres.

Si eres, como yo, de los que vive en esa maravillosa prisión que es la lengua castellana y te toca hacer un informe en inglés, situación cada vez más común, no intentes escribirlo en español y traducirlo – a no ser que cuentes con un servicio de traducción – , inténtalo escribir directamente en ese pérfido idioma y ayúdate de herramientas como el traductor de Google que cada vez es mejor. El otro día por un momento pensé que tenía un traductor humano en línea y le puse trampas, le insulté y no se cabreó, se limitó a traducir los improperios, fue mi captcha particular.

Es aconsejable un buen uso gramatical y un lenguaje culto pero sin exceso. Es preferible decir "fuegos artificiales" a decir "demostración pirotécnica", aunque también es preferible decir, "no hay que pecar ni por exceso ni por defecto" a decir "te has pasado tres pueblos". Nunca hay que decir "curriculums" - por incorrecto -  ni "curricula" - por pasarse tres pueblos(1) que no eres un catedrático de lenguas muertas -, es mejor dejarse de latinajos e ir al castellano puro y decir "currículos". Creo que está claro lo que quiero decir, ¿no?.

La práctica que, según mi experiencia personal, mejor resultado da es crear un núcleo del informe de pocas páginas, directo, conciso y lo más claro posible y poner el resto de la información adicional, específica y de mayor peso técnico en apéndices separados.

Esto hace que - dependiendo del nivel técnico, de comprensión, de interés y de tiempo del lector - éste se dirija a lo que más le interesa. De esta manera el muy interesado y con conocimientos acabará leyendo hasta los apéndices y el menos interesado y con prisa leerá el núcleo del informe.

Ley de la longitud de un informe en función del destinatario del mismo

Enunciado

El número de páginas de un informe debe ser inversamente proporcional al nivel jerárquico del destinatario.

Justificación

Puede haber jefes buenos y malos, guapos y feos, competentes e incompetentes pero, en general tienen o aparentan tener muy poco tiempo, por lo tanto, un informe largo les produce un primer rechazo. El primer gesto que ves en tu jefe cuando le entregas un informe es cómo repasa con el pulgar las hojas en una comprobación rápida de la longitud del mismo y según veas su cara sabrás su primera impresión al respecto.

En segundo lugar, conforme vas subiendo en la escala jerárquica el perfil de las personas es menos específico y más generalista, un informe muy especializado provoca urticaria mental en el directivo. A tu jefe inmediato, que probablemente es colega tuyo de profesión, puedes – es más si es competente es muy posible que te lo exija – profundidad y alternativas, pero el directivo agradece concisión y claridad, para poder tomar decisiones sin ser expertos en la especialidad de que se trate. El informe perfecto para el directivo es aquel que de forma poco extensa, bien documentado, con argumentos sólidos, recomienda una solución con tanta precisión que hasta toma la decisión final por él.

Por cierto, nunca hagas un informe perfecto porque si vienen mal dadas ya tendrá a quien echar la culpa, haz un informe bueno – como decía un gran jefe que tuve “lo mejor es enemigo de lo bueno” – con varias alternativas de solución.

Ley general del destinatario de un documento

Enunciado:

A la hora de redactar cualquier tipo de documento se debe pensar en quién va a ser su destinatario

Justificación:

Bien, esta es una generalización de las leyes anteriores, en las que hemos visto cómo una propiedad de los informes, su longitud, está influida por el destinatario final del mismo, pero – en realidad – todas las características de un informe están determinadas por quién es el que va a leerlo.

Un escritor de cuentos infantiles mientra escribe no puede dejar de pensar, en ningún momento, a qué público se dirige, es más, debe ir más allá y pensar que muy probablemente habrá padres que lean el cuento a sus hijos, luego también debe pensar en ellos. Debe escribir sobre hadas, príncipes azules, princesas rosas y dragones buenos, pero también debe tener en cuenta los aspectos educativos del cuento siguiendo los parámetros socioculturales del momento. Es curioso ver que los cuentos del siglo XVIII y XIX tenían terribles castigos a los niños protagonistas cuando no hacían lo que debían – en un ambiente histórico de mayor severidad educativa –. Los cuentos de hoy son más alegres y permisivos con las costumbres – en un ambiente social mucho más tolerante-.

Esto que es válido para los cuentos infantiles, la novela y la literatura en general, no es menos válido para los informes profesionales en organizaciones burocráticas. Se tiene que pensar en el destinatario final y en todos los posibles lectores que puede tener el informe, nunca se sabe en qué manos puede caer. Por lo tanto tiene que ser moderado no tanto en las críticas que se hagan como en el tono de dichas críticas y debe estar empapado en la cultura propia de la organización en la que se trabaja. Y tiene que estar fundamentado, basado en cifras y datos, con una argumentación clara y unas conclusiones meditadas.

Una vez, en el siglo pasado, mi organización me envió a un grupo de trabajo en Bruselas. El grupo, llevaba ya seis meses trabajando. Me entregaron toda la documentación que habían redactado en sus reuniones anteriores, algo así como un archivador de los grandes, y me dijeron: “el viernes tienes reunión”, esto era un lunes. Así que dejé todo lo que tenía entre manos, como mi despacho entonces era multitudinario, me encerré en una sala que casi nadie frecuentaba, al lado de una fotocopiadora estropeada y cajas de folios apiladas, y me puse a estudiar toda la documentación.

El día de la reunión, tomé notas, intenté enterarme de lo que pude. Por supuesto, no abrí la boca ni para decir hola, lo único que dije a modo de saludo cuando el presidente de turno – un británico – nos dio la mano al comenzar la reunión fue un “mítiu” en contestación a su educado “nice to meet you”.

Al lunes siguiente, en la misma sala de la fotocopiadora estropeada, hice un informe. Y acerté, como podréis suponer no os voy a contar un fracaso, acerté porque el informe fue claro, casi básico, y corto, sólo página y media. Tan sólo decía para qué servía el grupo de trabajo, resumía qué es lo que se había hecho hasta ese momento y argumentaba por qué era una solemne tontería que nuestra organización asistiera a ese grupo de trabajo.

Hice el informe pensando en el director de informática de mi organización, pero éste lo subió y acabó en el despacho  de un director general y éste a su vez, en una reunión en la que yo estaba básicamente porque alguien tenía que hacer el acta, dijo: “es el mejor informe que hemos recibido de Informática”. Acerté porque seguí al pie de la letra las tres leyes que hoy, de manera gratuita, pongo a vuestra disposición.

Nunca se ha de empezar a hacer un informe escribiendo directamente sobre la hoja, por muy fácil que sea el objeto del mismo. Conviene pensarlo antes. Yo me ayudo de esquemas como los mapas mentales para no dejarme ninguno de los asuntos que quiero tratar y me hago algún tipo de gráfico sobre los caminos que puede seguir el informe dentro de la organización para ver quienes pueden ser los lectores. No tardas ni quince minutos en hacerlo y puede ahorrarte problemas en el futuro, incluso recibir alguna felicitación que no te esperabas cuando estas tomando notas, procurando no dejarte nada de lo dicho, porque te va a tocar redactar el acta.


Juan Carlos Barajas Martínez

Ejemplo de mapa mental tomado de la Wikipedia

(1) es una broma, en un informe nada de tres pueblos.


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